16 oct 2014

Cómo controlar la ansiedad con PNL

La Programación Neurolinguística también puede ser un buen recurso para controlar la ansiedad. Cómo los ejercicios de PNL pueden ayudar a romper el patrón que genera ansiedad, ante la amenaza de un peligro irreal. 



Ansiedad, ¿Por qué existes? La ansiedad, o el estrés, su primo hermano, se da cuando nos sentimos en peligro o amenazados. El quid de la cuestión es que el peligro puede ser real y justificado, o imaginario, producto de tu mente que se proyecta en el futuro. La ansiedad, es la respuesta de nuestro organismo ante una situación de peligro. Pasamos a un estado de alerta, tensando los músculos, segregando hormonas que nos mantienen en esa fase de máxima reacción ante un peligro. Cuando se da esta situación, suelen aparecer algunos de los siguientes síntomas y signos: aumento de la sudoración, tensión muscular, palpitaciones, taquicardia, dolor abdominal o de estómago, temblores, mareo, dolor en el pecho, escalofríos, dificultad para tragar, sensación de ahogo… Cuando la situación de peligro o de estar alerta es real, nuestra actitud suele ser la de huir, o la de evitar la situación. La ansiedad negativa o patológica, se da cuando nuestro cerebro interpreta una situación que no es real, de manera equivocada. Suele salir en respuesta a una preocupación y miedo por algo que pudiera suceder en el futuro, pero que no ha pasado, por ejemplo: • Nos llama el jefe a nuestro despacho, pensamos ¿qué habré hecho mal? • ¿Y si se acaba el mundo en el 2012? • Nuestro hijo llega tarde ¿qué le habrá pasado? • ¿Y si se desploma el edificio estando yo dentro? • ¿Y si este mes no me pagan? Son situaciones que la persona siente como reales, aunque racionalmente sabe que no existen. Preocupándose de antemano por algo que no es probable que suceda, y generando varios de los síntomas antes expuestos, como si de un peligro real se tratara. Si no cortamos este tipo de ansiedad, la sintomatología del estado ansioso se agrava. Las indicaciones que aconsejo para romper el patrón, que nos genera ansiedad, ante un peligro irreal son: • Toma de Conciencia. Analizar esa situación echando luz sobre ella, saber que la preocupación constante y ansiosa, por una "posible" situación conflictiva no nos ayuda, al contrario, la ansiedad patológica nos desgasta. Eso no ha de impedirnos ser precavidos, y actuar desde la serenidad, tomando las medidas oportunas. • Vivir en el momento presente. Vive el aquí y ahora. En estos tiempos modernos la mente fácilmente se nos va hacia el futuro, en las cosas que tenemos que hacer... Pero, lo que tenemos, lo que tenemos opción de sentir y de vivir de manera real, es el presente, el regalo del momento presente. Un sencillo y poderoso ejercicio para aprender a conectar con el presente es tomar conciencia de los sencillos actos cotidianos. Por ejemplo, al lavar los platos (si es que no te has rendido aún a la tecnología), nota la temperatura del agua, el olor del jabón, el tacto de los diversos materiales, la visión del cristal reluciente que acabas de aclarar. Hay actividades que de todas maneras las tenemos que hacer, pero que somos nosotros los que decidimos como realizarlas: agobiados pensando en el tiempo que te consumen, o aceptando el regalo del momento presente. Haz la prueba, es gratis y no engorda. Conectar con el presente, impide que la ansiedad patológica aparezca, pues esta solo aparece cuando nos proyectamos con nuestra mente al futuro. • Saberse responsable de lo que te pasa y de lo que piensas, y esa responsabilidad es la llave que te permite elegir como reaccionar ante una situación conflictiva, o cuando observas que tu mente se está proyectando y se preocupa por algo que no existe. Mediante la programación neurolingüística (PNL), puedes modificar esa pauta “reescribiendo el guión”, eligiendo como quieres sentirte, como actuar cuando vuelva a producirse esa situación, cambiando así el final de la historia. La libertad de responsabilizarte de tus actos y de tus elecciones, en vez de echarle la culpa a los demás de lo que te sucede, te hace creador de cómo sentirte en tu vida, recuperando así tú poder personal, tu capacidad de decidir y de hacer tu santa voluntad.

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